La ermita del Santo Cristo de Santa Ana. Las pinturas desaparecidas
(I).
En la noche del Patrimonio de Villafranca de los Caballeros de 30 de julio de 2021, tuve el honor de mostrar en el entorno único de la ermita, las imágenes de las pinturas murales desaparecidas. Asistieron tres grupos de 25 personas que las admiraron en el lugar donde estuvieron. Preparado este trabajo, le damos difusión general con esta entrada.
Corría el año 1993 y los profesores de Educación Secundaria, Pepe Almodóvar, Eva Mª Patón y Félix Patiño, decidieron hacer un trabajo de elaboración de diapositivas sobre las pinturas de la ermita. Las diapositivas se hicieron, años después se picaron las pinturas murales y más tarde se restauraron las de los techos; dejando al conjunto de estas diapositivas como único testigo del estado de la ermita del Cristo antes de las intervenciones que hemos mencionado. Basándonos en este documento, vamos a repasar estas obras que ya no existen.
Se extendían en las paredes de las naves laterales y en los pies, a ambos lados de la entrada Oeste. La distribución de estas obras se muestra en las imágenes siguientes:
1.- Pinturas de las naves laterales
2.- Pinturas de ambos
lados de la entrada Oeste
Sigamos la nave del evangelio desde la cabecera a los pies:
2.- San Juan de Mata: Francés. Teólogo. Vive un momento de enfrentamiento con el Islam y los prisioneros, cautivos y esclavos son numerosos. San Juan de Mata tuvo una visión mientras celebraba su primera misa: Dos cautivos, encadenados por las tibias, junto al Señor, blanco y negro. Así será el sello de la orden que funda, la Orden de la Santísima Trinidad. La imagen de San Juan ocupa el centro de la escena, con el hábito y la cruz de la orden Trinitaria, en segundo término, un barco (elemento indispensable para la orden dedicada a la liberación de cautivos de tierras musulmanas), una torre o presidio y unos árboles que señalan al cielo. La siguiente figura explica, según el Taller de Historia, los detalles de esta escena:
3.- San Francisco de Paula: Paula, Reino de Nápoles, 1416 – Tours, Francia, 1507, fue un eremita, fundador de la Orden de los Mínimos. La humildad pasó a ser lo principal de este grupo y de la vida de Francisco. Además de los votos de pobreza, castidad y obediencia, la abstinencia de carne y otros productos de origen animal se convirtió en el cuarto voto. Reconocido por sus dotes de santidad y taumaturgia.
4.- María Magdalena ante el Señor: Es una versión de los “noli me tangere” (no me toques o no te acerques a mí) aunque con elementos propios. Es posible que fuese una obra posterior a las otras. El cuerpo de Cristo resucitado tiene marcada la musculatura y no existen los elementos de hortelano que suelen acompañar al resucitado.
Veamos las imágenes de los
pies de la ermita, a un lado y a otro de la puerta:
2.- San Antonio Abad: Egipcio, vivió entre los siglos III y IV. Ermitaño, se dice que alcanzó los 105 años de
edad. Tentado por el demonio en el desierto. Patrono de los sepultureros y los
animales. Su figura está junto a la puerta, porta una campanilla en su bastón y
muestra su cruz egipcia.
3.- San Diego: Siglo XV, franciscano. Enviado como misionero al convento de Arrecife (isla de Lanzarote), donde trabajó de portero. En su función de portero del convento tuvo ocasión de ejercer la caridad con gran generosidad. Se le representa como un fraile con el hábito abultado escondiendo los alimentos para los pobres. Aquí también ejerce de portero, a la izquierda de la entrada.
4.- San Vicente: Siglo XV, dominico valenciano. Taumaturgo,
predicador, lógico y filósofo. Se le atribuye en el año 1410, la fundación en
Valencia del primer orfanato del mundo registrado en la historia europea y que
todavía sigue en pie y funcionando. De acuerdo con la leyenda popular, Vicente
Ferrer logró varios milagros alzando su dedo índice, razón por la cual se lo
conoce cariñosamente como "Sant
Vicent el del ditet". En la imagen tiene el dedo índice derecho
extendido del que sale una filacteria con un mensaje en latín: Temed y honrad a Dios. En su mano
izquierda tiene un libro sagrado.
Esta primera parte del recuerdo de las pinturas desaparecidas nos deja un conjunto de historias individuales de santos y mártires que se han de completar con las que estaban en la nave de la epístola, todo a su tiempo. Podemos ir concluyendo esta primera parte con el recuerdo de las características generales: colorido sobresaliente, mensajes evidentes, escenario con tres planos definidos, conocimiento de los atributos esenciales de las figuras que se representan.
En breve, seguiremos con las
escenas que faltan.
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