Los Orígenes de Villafranca (23-11-2024 – Félix Patiño)

 


Orígenes de Villafranca es mucho decir. Más bien lo que sabemos de los comienzos de nuestro pueblo, no se conserva la carta puebla y las noticias se diseminan en hechos aislados en los siglos XIV, XV. Podemos afirmar que esta Villafranca nació en la primera mitad del siglo XIV, cuando la mayoría de sus pueblas hermanas de la Orden de San Juan evolucionaban, la mayoría, en su crecimiento y consolidación.

Nos reunimos 62 amantes de la historia, deseosos de conocer y sin miedo al frío por la ausencia de calefacción en la sala de conferencias.

Félix comenzó con una visión geográfica del entorno. Nuestra tierra ha dormido mucho tiempo en el fondo del mar de Tetis, próximo a las playas del Macizo Hespérico. Se transformó en una llanura lacustre en el Terciario hasta ser la planicie elevada con clima y vegetación mediterránea que presume de sus horizontes lejanos y adornados de sierras lejanas.

Señaló las visiones de algunos viajeros sobre la Mancha sanjuanista, como por ejemplo escribe Aguirre en la segunda mitad del XVIII, “Todo este territorio es abundantísimo en frutas, cosechas, leñas, pesca y caza de todas las especies por la buena calidad de la parte de tierra llana, vega, montes, lagunas y fuentes de sabrosas aguas delgadas con hermosas alamedas en varias partes”.

Pergeñado este aspecto, pasó a comentar la posible situación de nuestras tierras durante la época del Imperio Romano, una llanura de aprovechamiento ganadero, minero y agrícola controlada desde la única urbe dominante: Consabura, en este campo se extendían numerosas villas más allá del siglo III.

Ya en la etapa visigoda, la despoblación marcaría cierto crecimiento forestal y los pequeños asentamientos se localizarán en el cauce de los ríos Gigüela y Riánsares.

Con la llegada de los musulmanes la situación cambiaría poco, nuestro entorno estaría dominado por la fuerza militar de dos enclaves: Consuegra y Alcázar. Lo que antes serían villas romanas, ahora se transformarían en almunias alrededor de sus inmensas norias que repartían el agua de riego de los pozos entre sus deliciosas huertas. Alguna ha aparecido en nuestro entorno y algún pozo empedrado queda.

Es con la repoblación cristiana encargada a la Orden del Hospital de San Juan Bautista de Jerusalén por los reyes castellanos desde Toledo, cuando toman forma las pueblas de las que hemos hablado, Villafranca es la penúltima y el prior tiene que dotar a sus pobladores colonos con un derecho que no tienen las otras: la exención de impuestos por seis años, el doble de lo que se venía haciendo hasta ahora.

Lo que marcaba especialmente esta repoblación era la tierra que se distribuía entre los colonos: un quiñón, huerta y terreno para casa en propiedad privada, para que hiciese con ella lo que quisiera. Una manera muy ventajosa de acceder a la propiedad, sin más carga que los impuestos.



Luego nos dedicamos a imaginar esta primera población, su asentamiento, sus lugares de procedencia, sus oficios.

El tiempo pasaba y queríamos asistir al magnífico concierto de la A M Santa Cecilia de Villafranca. Después de un turno de preguntas y comentarios, salimos todos en dirección al Auditorio.

Aquí puedes ver la presentación de este día.

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