Fue
una noche calurosa de verano. La afluencia de público sobrepasó todas las
previsiones y los grupos estuvieron por encima de los números óptimos. Aún así
el comportamiento de los participantes y la entrega de los organizadores y
colaboradores hicieron que las rutas fuesen entretenidas y educativas.
Una
ruta número uno de casi tres horas de visita al Cementerio Municipal guiada por
Luis Oliver Morales (miembro del Taller de Historia) supuso, para muchos, el
descubrimiento de una fuente de historias de nuestro pasado y del arte que
tenemos olvidado, ya que el cementerio es un lugar de recuerdos personales y
nunca lo hemos mirado como fuente histórica, lugar de paseo y de charla
cultural.
La
segunda ruta tenía tres paradas con tres grupos que rotaban. Mientras cambiaban
de sede, miembros de la asociación ACMAR, amenizaban el traslado con pequeñas
historias de nuestro entorno.
Los hermanos Peño no paran de sorprendernos. Una selección de
fotografías antiguas y de cacharros suyos con historia, aderezaron una sesión
de pisada de barro. También nos contaron algunas historias que están detrás de
estos útiles de alfarería.
Los
patios de dos antiguas casas señoriales, a cuyos dueños debemos agradecer su
disposición, fueron otro punto de interés de la noche. Luis Oliver Morales
actuó de guía y comentó la antigüedad y los puntos importantes de la Casa de
los Torreones y de la antigua casa de don Lorenzo Sahagún, aquella del XIX y
ésta del XVIII. Aún quedaron unos momentos para la recreación en 3D del patio
de una imponente casa del siglo XVII que hubo en la misma calle, la de Catalina
Vela Muñoz, cuyos restos no hemos podido visitar y sí recrear su esplendor
gracias a la informática y al trabajo de Javier Patiño.
El
tercer punto de interés de esa ruta fue nuestra Iglesia Parroquial, ya se
merecía un poco de atención el edificio más antiguo de nuestro pueblo. Félix
Patiño hizo pasear a los diferentes grupos por su exterior incidiendo en
algunas inscripciones y el valor de la torre y sus campanas como marcadores de
la vida del municipio. Ya en el interior explicó su valor artístico y su
historia como edificio principal. Sus remodelaciones y su cambio radical en la
segunda mitad del siglo XVIII.
Gracias
a los asistentes por su paciencia y su disposición, al Ayuntamiento como
organizador y a los colaboradores como ACMAR (Asociación Castellano Manchega de
Arqueología) y el Taller de Historia La
línea del Tiempo, a Juliana y a Ciri, dueñas de las casas visitadas, a Gregorio
por permitir entrar a miembros del Taller a la antigua casa de doña Catalina Vela, a los hermanos Peño y a David Rescalvo por ceder la Iglesia parroquial.
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