Esta tarde
nos hemos reunido 63 personas en la Sala de Conferencias para disfrutar de otra
sesión dedicada a la historia de nuestro entorno. Agradecemos la presencia de
un nutrido grupo de miembros del Taller de Historia de Herencia al que tenemos presente
devolver la visita.

Con un
poquito más frío de lo habitual comenzamos la actividad con el relato de una
breve investigación de Félix Patiño en el Archivo de Palacio Real: Un
expediente de justicia eclesiástica sobre una mujer herenciana en 1653 que, al
margen de cualquier consideración, fue una valiente o una una mujer desesperada,
o las dos cosas al tiempo. Fue Capaz de enfrentarse públicamente a un marido
maltratador. Isabel saboreó un triunfo efímero al conseguir una separación que
era casi una reclusión. Después, pagó a un precio muy alto sus actos mientras
los eclesiásticos se enzarzaban en una discusión sin sentido.

Acabada una
breve reflexión sobre esta historia, avanzamos un siglo y nos instalamos en la
Herencia de 1786, escuchando al prior frey don Antonio Florgar y Torres gracias
a sus respuestas en las Descripciones del Cardenal Lorenzana. Aprovechando lo
escrito por frey don Antonio hemos establecido los pasos de la
fabricación del jabón con barrilla y salicor que seguían entonces las siete fábricas jaboneras
herencianas. Una industria que se ha perdido y que de ella sólo nos quedan testimonios
como éste. Rememoramos como funcionaban las enormes calderas de madera con
bajos de cobre que recibían en calor durante días. Esta actividad industrial
requería de la maña de maestros especializados. Las jaboneras, el hilado,
teñido y tejido de la lana, la agricultura, fueron bases de la pujanza
económica y demográfica de Herencia en la segunda mitad del XVIII.

Había otra
manera de conseguir el jabón de piedra a través de un hoyo en la tierra
atiborrado de barrilla seca a la que se da fuego y se controla su quema con
hurgones. Esta técnica la conocen sólo los maestros barrilleros. Se requerían
muchas horas de atención sin parar de controlas la quema.

La segunda
mitad del taller de hoy la dedicamos a escuchar a un invitado de excepción:
Pablo Pichaco, etnobotánico, agente medioambiental, viejo amigo de nuestro
taller y sin embargo concejal Alcázar de San Juan. Agradecemos que hiciera un
hueco en su agenda y nos dedicase esta tarde. Con él aprendimos que las plantas
de nuestro entorno han formado parte de la vida cotidiana de nuestros antepasados
con usos múltiples: El carrizo limpia cauces, ha servido de combustible y de materia
prima para toldos y mamparas, otro combustible fue el junco, la barrilla para
el jabón, y las coladas, el albardín es usado en la cestería, la leche de la
amapola medicinal, la achicoria para el estreñimiento y la flebitis, la
zaragatona como laca de pelo, el torvisco para el mal de ojo, y muchas más
plantas y usos fáciles. Pablo nos mantuvo pendientes hasta acabada la tarde.
Toda una lección de etnobotánica y de soluciones de todo tipo que existen en
nuestro campo. Agradecemos su esfuerzo por acompañarnos e ilustrarnos. Nos
enorgullece saber que es miembro de nuestro taller desde hace mucho tiempo.
Aquí dispones de su presentación.

Recordamos
que el próximo día de taller será el próximo sábado 25 de enero, a las 17:00 en
la Casa de la Cultura, como siempre.
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