Taller de Historia 3-1 – HISTORIAS DE LA PLAZA DE LA CARNICERÍA

 

Arrancamos con ganas el nuevo curso de nuestro Taller de Historia, los acontecimientos en la temporada anterior nos impusieron un frenazo abrupto e inesperado, reduciendo nuestra actividad a las redes sociales. Hoy no podemos reunirnos más de 10 personas, con la conveniente distancia de seguridad y en el exterior. Respetando estas normas, Félix Patiño ha explicado lo mismo en cuatro momentos con diferentes grupos de 9 personas del Taller. Dos tardes agradables de otoño y la antigua plaza de la Carnicería han puesto el entorno ideal para el relato de nuestra historia próxima.


Seguimos las huellas de los hechos pasados en tres lugares de la plaza:

 1º.- La Tercia de Villafranca, sede del poder económico del señor feudal, lugar donde paraban los tributos al Prior en especie: cereales, uvas, azafrán, quesos, etc. Gran almacén bien construido del que no quedan restos, sólo los datos que aparecen en algunos papeles que duermen en los archivos.

En el apeo de bienes de 1578[1] se dice:

Asimismo declararon e apearon que su Señoría tiene en esta villa las casas de la Tercia que tienen donde se echa el pan e vino que son pertenecientes a la Dignidad Prioral que son en esta dicha villa junto a la Iglesia a linde con casas de Lucía Gómez, hija de Antón Fernández Meco difunto e por las espaldas con casas de Juan Caballero que tiene una cueva con puertas, y encima de la cueva tiene una sobre cueva donde se echa cebada e centeno e una bodega larga a par de la dicha cueva donde se encierra el vino, y encima está una cámara donde se echa el trigo e candeal en la cual está un pozo con su brocal en la cual están tres jaraíces con su viga y esto es notorio e por tal tercia de la Dignidad Prioral es habida en esta villa con los dichos anejos____

Debió ser una construcción sólida y amplia con tres niveles desde el sótano a la primera planta. Fue reformada a lo largo de toda su historia con el evidente fin de mantenerla operativa. Algún ejemplo nos señala Gijón Granados[2] en su tesis:

La casa tercia de Villafranca de los Caballeros ampliaba sus capacidades con la compra de una casa contigua en 1782, después se arreglaron sus bodegas y se compraron tinajas (1786). (…) A finales de siglo se rehabilitaron las oficinas de la “panera de la casa tercia” pero con las inundaciones de 1799 esta se veía dañada. (…) En 1805 el aparejador Joaquín Francisco Pérez interviene en el reparo de la casa tercia, bajo la tutela de Villanueva.

Lugar de recaudación, de almacenamiento y algunas veces, lugar de protección. Durante las destructivas inundaciones de finales del XVIII, este edificio se mantuvo firme y acogió durante semanas a los más necesitados que se habían quedado sin sus casas.


2º.- Mirando hacia el sur, nos encontramos un gran hueco, una parte de nuestra plaza que estuvo ocupada por un edificio rectangular de dos pisos propiedad del Concejo. Con dos pisos, el piso bajo albergaba la Carnicería municipal y el superior, el Pósito.

Recordamos algunos retazos de la historia de Juan López de Dueñas, arrendador de las rentas de las alcabalas y sisa de las carnes en Villafranca durante la segunda mitad del XVII. Contamos sus problemas para cobrar el impuesto en 1680 y 1681 por la devaluación de la moneda y la crisis general que hace caer el consumo de carne y la compra oculta de carne para comer.

Es la planta baja de este lugar, la que ocupaba la carnicería, la que en Catastro de Ensenada (1752) se describe como Una carnicería con dos tajos de la que al presente es abastecedor don Manuel de Valenzuela, vecino de la villa, al que le regulan de utilidad anual 500 r v.


El piso superior de este edificio fue almacén municipal de granos. El Pósito que servía para prestar grano a bajo precio para siembra o consumo en años de necesidad. Regulaba a la baja el precio del grano panificable en momentos de hambre.

Esta plaza fue testigo de la revuelta de las mujeres de julio de 1789 que ya hemos contado en otras entradas y que recordamos con detalle gracias a la buena descripción que hizo un protagonista, el prior párroco don Antonio Luján y Cañizares.

 

3º.- La casa de los Díaz del Castillo: Nos aproximamos al lugar que ocupó la casa del escribano don José del Castillo en 1752. Ocupada en 1820 por la familia Díaz del Castillo, el padre Ramón Díaz del Castillo, escribano y sus hijos Ceferino Antonio, hombre de leyes, Ramón, abogado y José María, sargento de milicias liberales.

Después del pronunciamiento de Riego, Fernando VII ha vuelto a firmar a regañadientes, la Constitución de 1812, sigue implantado el toque de queda. Los hechos ocurren a las 11,30 de la noche del 18 de mayo de 1820.


En la misma plaza se enfrentaron el alcalde Evaristo Rodríguez Maroto y un miembro de la familia Díaz del Castillo, Ceferino Antonio. El motivo: no haber respetado este último el toque de queda y trasnochar demasiado paseando por esta plaza. El alcalde y un grupo de acompañantes haciendo su ronda se encuentran con Ceferino Antonio Díaz del Castillo, su hermano José María y un amigo de éstos. Veamos como cuenta el Alcalde el encuentro:

(…) acaba de encontrarse en la de los Hidalgos, cerca de la plazuela de la Carnicería a Ceferino Antonio Díaz Castillo, a su hermano María, Sargento de milicias y a Eladio Alejo de esta vecindad, a quienes preguntados por su Merced que de dónde venían, si no habían oído el toque de queda y habiendo contestadole solo el Ceferino con tono desmedido e insultante y demostraciones amenazadoras, puesto el sombrero en la cabeza, que el toque de queda era únicamente para que se cerrasen las tiendas y tabernas según se hacía en Madrid, en donde había permanecido mucho tiempo, de cuya capital acaba de llegar. (…) siendo más criminales estos abusos en el dicho Ceferino que no tiene modo de vivir conocido (…) Y últimamente que ha infringido el soberano decreto de 30-05-1814, según su manifestación, por estarles prohibido parar ni permanecer en la Corte a los que emigraron con el gobierno francés que le sirvieron, en cuyo caso se halla el Ceferino y por cuyo hecho tiene perdida la calidad de ciudadano (…)[3]

El Alcalde recluye en la cárcel a Ceferino Antonio y, según su informe, lo acusa de irrespetuoso con la autoridad de no tener la categoría de ciudadano y de afrancesado, pues debió ser un cargo importante de la administración de José I Bonaparte para emigrar con él a Francia.

                Ceferino Antonio como hombre de leyes se sabe defender, mostrando un permiso del Secretario de Estado de Gracia y Justicia para residir en Villafranca y cuenta con la ayuda de su padre y su hermano. Acusa al alcalde de detención arbitraria.

Traslúcese una conspiración para arruinar los que no convengan con ciertas ideas, y esos males no tardará le Ley en remediarlos. Vmd ha atropellado mi honor y libertad civil a su antojo, y me ha constituido reo de detención arbitraria, que es un delito, según el artículo 299 de la Constitución, si yo podía vivir en el pueblo, estaba bien que se me hiciere acreditarlo, pero sin turbar mi sosiego. Se ha llevado la idea delincuente de difamarme con una prisión, pero la Constitución me facilita los medios de reintegrarme en mi opinión y yo reclamo.[4]

En su defensa, Ceferino Antonio, confía en las leyes y estas leyes le darán la razón. El 12 de julio de 1821, la Justicia manda pagar las costas de la causa a Evaristo Rodríguez Maroto y exime de culpa a Ceferino Díaz informándole que debe entender, guardar y cumplir los bandos de policía y buen gobierno.


Otro hecho en el mismo sitio, frente a esta casa se enfrentaron en una quimera dos hombres de 25 años, Tomás Jiménez, criado de don Ramón Díaz del Castillo y Vicente Marchante, agricultor. Corrió la sangre, pero hubo pocos daños personales. El alcalde liberal Evaristo Rodríguez Maroto promovió la instrucción de una causa criminal contra Tomás, al que ingresa en la cárcel inmediatamente. Éste es un joven demasiado nervioso que en ese día apuntó a Vicente como objetivo de sus desvaríos, tal vez consecuencia del consumo de alguna bebida espirituosa. La víctima, Vicente Marchante, explicaba en su declaración[5]:

(…) desde las casas de Ramón y José Mª Díaz, donde sirve el Tomás, oyó como desde la casa o puerta de calle de éstos decían: loco, pícaro, indigno, borracho, vete a acostar, y estando sentado el declarante a la puerta de dicho pajar, le vino para él el Tomás Jiménez desde la de las casas calle del Díaz (…)

Dos años más tarde el caso se resuelve en una amonestación al acalde al que condenan a pagar las costas, devolviendo el expediente a la justicia del pueblo.

 CONCLUSIONES:

    La plaza de la Carnicería es un lugar céntrico de Villafranca insertado en el casco histórico de la localidad. Es relativamente fácil encontrar referencias a este lugar por alojar las puertas de la tercia y del pósito municipal.

   La desaparecida Tercia de Villafranca debió ser un amplio almacén bien construido y conservado. Se documentan su existencia y sus continuos reparos de manutención desde el siglo XVI al XIX.

     El pósito, igualmente sin huellas, es sólo una referencia en algunos archivos y en algún mapa del XIX. Su actividad está documentada en archivos como el Archivo Histórico Provincial de Toledo (Protocolos Notariales), en el Archivo Histórico Municipal de Alcázar de San Juan (AHMASJ) y en el Archivo del Palacio, Archivo del Infante Don Gabriel (AGP. IDG.)

     El colectivo de mujeres de Villafranca protagonizó un hecho para recordar en el 3 de julio de 1789. Esta revuelta se la pudo catalogar de poco importante por el protagonismo personas que no tienen la categoría de ciudadano completo como los hombres. Además el momento de crisis y las gestiones de don Alfonso Luján pudieron parar el golpe de castigo que la administración del priorato quería volcar sobre el pueblo.

     En Villafranca hemos encontrado un afrancesado que tuvo que emigrar con José I a Francia.

     Dos familias liberales se enfrentan con cualquier motivo: los Rodríguez Maroto y los Díaz del Castillo.

     En el Trienio Constitucional (1820-1823) los derechos individuales, impuestos a la sombra de la Constitución del 12, funcionaban. Los casos de Ceferino Antonio y de Tomás, frente a las decisiones precipitadas del Alcalde, acabaron en sendas reprimendas para el cargo municipal.

Félix Patiño Galán 12-10-2020



[1] APR, IDG, 760, Secretaría, f 11v,  Apeo de los bienes, rentas, derechos y regalías pertenecientes a la dignidad prioral en el partido de León; practicado en 1578.

[2] GIJÓN GRANADOS, Juan de A. La casa de Borbón y las órdenes militares  durante el siglo XVIII (1700-1809) P 746.

[3] AHMASJ. Causas criminales   189 / 27  -  4784. 1820 – 18 – mayo.

[4] Ídem.

[5] AHMASJ. Causas criminales. 190 / 01   4785. Causa criminal de oficio sobre una quimera habida en la plaza de la Carnicería de esta villa, en la que se aprehendió una navaja a Tomás Jiménez.



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