TALLER DE HISTORIA 2 - 6 (22-12-2019) La Alfarería Peño



       La tarde invitaba a reunirse en un salón acogedor. 54 amantes de la Historia han acudido a escuchar la lección de buen hacer y de sinceridad que nos han impartido Ángel Peño y sus dos hermanos Gregorio y Adrián.

Mencionar a la familia Peño es hablar de alfarería, de una actividad que perdura desde años en generaciones pasadas, de un arte ha evolucionado con el tiempo y de un nombre, Peño, que se conoce en gran parte del Mundo. Gregorio, Adrián y Ángel Peño han sabido continuar con el tradicional arte familiar, han perfeccionado y evolucionado su trabajo a base de formación e ingenio y han mantenido la ilusión por su trabajo como si cada día fuera el primero. Su taller es un lugar donde todo el mundo es bienvenido, además de museo, galería y exposición es un lugar de reunión donde siempre hay un tema interesante para una charla amigable.
 
                La historia de la alfarería en Villafranca está documentada a mediados del siglo XVIII. Manuel de Reyes López de Cebrián fabricaba cangilones de noria en un horno de don Mateo Manrique Ramón. Estos datos han servido para que Ángel Peño nos adentre en la historia de su familia y de la alfarería en Villafranca.

                Todo comienza con los alcahúces, producción principal y necesaria, las huertas del entorno villafranquero, de Herencia, Camuñas, Quero o Alcázar necesitaban cangilones que movían las norias de los pozos.

                Mientras nos enseña una botija con las iniciales EPR (Eugenio Peño Rico) y las tumbas de sus bisabuelos con lo que fue una cruz de cerámica encalada, Ángel recuerda las antiguas generaciones de su familia.

                Pasan por nuestros ojos las labores que, de acuerdo con los tiempos, ha acometido esta familia: Cangilones de noria, botijas inconfundibles, grilleras, caracolas (sólo hechas en Villafranca, Buño y Ocaña), tuberías de agua, alcancías, vinajeras, palmatorias.

                Es un trabajo duro: hay que preparar y trasegar mucha leña en un pueblo que no tiene monte, lo que hace esto más difícil, han tenido que recoger sarmientos de viñas lejanas, aprovechar carrizo, algunas veces fueron a la sierra de Herencia y utilizaron serrín y desperdicios de las carpinterías; había que recoger el barro y decantarlo, éste solía ser, en su mayoría, de una zona del carril del Riato; las hornadas, en horno abierto, estaban sometidas a los avatares del tiempo y luego había que vender el producto en mercados próximos y no tan próximos con el transporte que ofrecía cada época.

                Las dos primeras décadas de la segunda mitad del siglo XX fueron decisivas para el mantenimiento de la alfarería Peño: sus productos iban siendo sustituidos por otros más ligeros y muchos perdieron su utilidad. Pocas personas usaban botijas, las norias dejaron de funcionar, las caracolas se perdieron en la memoria y los plásticos eran el futuro y lo realmente útil. Es el momento de la desaparición de muchos alfares en la Mancha. Los Peño aguantaron y es entonces cuando empezaron a recibir visitas de estudiosos, antropólogos, historiadores y periodistas. Mazuecos, Artigas, Seseña, Sempere, Lizcano, Pradillo y muchos más nombres que se interesaron por su arte y valoraron su trabajo. Sus publicaciones ponen el foco en este trabajo como parte esencial de una cultura que estaba agonizando si no se removía desde dentro.

                En esa encrucijada, la alfarería Peño, con la figura central del padre, el tío Gregorio, optimista, amable, siempre músico, generoso, trabajador y amante de su oficio, acometió la tarea de mantener su fabricación tradicional mientras encaraba el futuro con nuevas producciones acopladas a las necesidades de nuevas épocas.

Hoy, el taller de los Peño es un lugar que ofrece visitas guiadas, donde se muestra el valor del trabajo de la alfarería. Hace obras como:
-          Reproducciones fieles de piezas arqueológicas como tejas modernistas, jarros mozárabes, cuencos ibéricos, tejas, ánforas y platos romanos.
-          Nuevas vasijas y platos: esgrafiados, esmaltados, nuevos diseños, muchos de ellos premiados.
-          Figuras del Quijote en sus diferentes aventuras.
-          Oficios: gorrinero, tinajero, cura orondo, segador, músico, etc.
-          Caricaturas.
-          Esculturas como el Arriero de Villafranca, la Cantarera de Herencia, Sor Ángela de la Cruz de Alcázar, el Carpintero de Villacañas, etc.
-          Bustos de personas conocidas y personajes.
-          Murales que están repartidos por todo el Mundo.
-          Trofeos de todo tipo, siempre diferentes.
-          Instrumentos musicales como las flautas, las ocarinas, zambombas, incluso alguno diseñado por Leonardo da Vinci.
-          Cuencos recipientes para el té con la técnica japonesa de Rakú.

Por último, una breve referencia a la nueva generación encarnada en Gregorio Peño Velasco, puro arte reconocido y premiado.

Terminamos la sesión con una muestra más de la generosidad y de la amabilidad de esta familia enamorada de su oficio. Un traguico de mistela del porrón y un dulce para todo el mundo, mientras admiramos la muestra de vasijas antiguas que tienen sobre la mesa.

Aquí dispones de la presentación en dos archivos:

Gracias a esta gran familia por su disposición y su trabajo, especialmente a Ángel que, como miembro del Taller es quien ha asumido la responsabilidad de este día.

Recordamos que el próximo día de taller será el sábado 11 de enero a las cinco de la tarde, como siempre.







               

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